Ortega y Gasset hablaba del “hombre rebaño”, ese que no tiene conciencia plena de la evolución que la sociedad históricamente ha alcanzado para que todos tengamos un modo de vida más o menos vivible y seguro. Y es que no son pocos los que ignoran cómo las empresas socialmente responsables  han hecho que la sociedad de hoy sea un lugar mejor.

La responsabilidad social que han tenido las empresas en el decurso de las últimas décadas nos beneficia a todos y cada uno de nosotros, porque su compromiso siempre ha sido un aporte que contribuye a una sociedad con más oportunidades, pues, no solo el Estado rema hacia esta dirección.

El valor de la Responsabilidad Social Empresarial

Cada vez distintas organizaciones alrededor del mundo, pero también gobiernos centrales y regionales vuelcan su mirada sobre el impacto positivo que generan las empresas con responsabilidad social, debido a que se empieza a entender cómo los eventos y proyectos que estas recrean, aportan dos cosas muy importantes para nuestra sociedad. Esto es: riqueza por un lado; y bienestar por el otro.

Ahora bien, los intereses de las empresas con estas características, los supe más claramente cuando decidimos promover la Fundación Chito y Nena Kafie. He aquí el aprendizaje que obtuve de ello: 

Interés socioeconómico

Esto quiere decir que no solamente nuestro proyectos como empresas se enfocan a la producción meramente económica, o sea, de dinero, sino más bien, que tomamos en cuenta otros aspectos de la vida como la generación de felicidad al mayor número de personas.

El interés por las comunidades

La idea de un mundo cada vez más aislado no nos llevaría a otra cosa que a la pérdida del lazo social. El interés comunitario es por lo tanto uno de esos principios infaltables que movilizan a las empresas socialmente responsables, y en ese sentido se dirigen esfuerzos para cohesionar el tejido de nuestra sociedad con valores.

Fomentar políticas públicas justas

Las organizaciones no gubernamentales bien pueden sugerir a los gobiernos locales formas de políticas públicas basadas en principios de fomento de la fraternidad social, y este punto es clave para toda empresa socialmente comprometida.

Por ejemplo, a nivel macro social pasa que en un momento dado de la historia todas empiezan por tener las mismas preocupaciones por determinados temas y suman voluntades para crear un trabajo social en conjunto, ya sea para mitigar un mal o producir un bien común.

Es el caso de las empresas comprometidas con la ecología; pero también con la igualdad entre mujeres y hombres; incluso aquellas que buscan crear conciencia sobre el racismo y ayudar a los más vulnerables.

En este sentido, la  fundación Chito y Nena Kafie, que dirijo, representa para mí ese compromiso social empresarial que deberíamos tener todas las organizaciones para con nuestra sociedad, buscando siempre promover una conciencia humanitaria.

Y aún después de décadas de estar siendo una organización socialmente responsable, puedo aseverar que las satisfacciones son enormes porque generamos felicidad y un gran aporte social en cada evento que se mantiene con las comunidades.