Luego del Estado, las fundaciones sociales son uno de los mayores contribuyentes al beneficio de los más desposeídos, pero también sirven de contención de factores que pueden hacer que nuestra querida sociedad se vuelva otra cosa muy diferente, que terminemos por lamentar.
Si miramos nuestra historia desde la conquista, podríamos llegar a decir que las empresas con sensibilidad social siempre han existido y que desde el encuentro entre el mundo español y el nuestro, las misiones de los jesuitas eran las organizaciones sociales de ese entonces, que procuraban hacer el bien.
Creo que nadie que hable realmente con y desde la verdad puede atreverse a negar los beneficios que dieron a nuestro continente las misiones de los jesuitas, ni la tarea que hoy por hoy como templo de fe lleva a cabo diariamente una institución como la iglesia y múltiples organizaciones sociales.
Fundaciones sociales y su importancia
Hoy tenemos a muchos jóvenes desorientados. Muchos de ellos vienen de hogares disfuncionales, donde la figura paterna está ausente o, si está, no cumple su rol de cabeza de familia ni mucho menos educador de su progenie, e incluso fomenta la violencia de distintas maneras dentro del seno familiar.
Esta disfuncionalidad crónica nos debe mover a actuar, a buscar paliativos, a mejorar y subsanar lo que podría significar a corto o mediano plazo una herida más grande para nuestra sociedad.
Y solo con el concurso de fundaciones sociales, organizaciones no gubernamentales, empresas socialmente responsables podríamos impactar positivamente en nuestra sociedad, pues, las organizaciones con sensibilidad social, con el tiempo, se convierten en un pilar más que sostiene nuestro mundo, evitando que las sociedades caigan definitivamente a una anomia social.